La implementación de innovaciones tecnológicas sea con máquinas o herramientas genéticas, impulsa los resultados en América Latina
Uno de los aspectos más destacados de la ganadería contemporánea es la ruptura de paradigmas. Hoy, las viejas costumbres se mezclan con la planificación inteligente y la modernidad. El éxito, en la mayoría de los casos, es el resultado del encuentro entre tradición y tecnología.
El papel del productor está en constante evolución: su participación adopta muchas formas, desde la fuerza laboral hasta la gestión y la toma de decisiones. Al mismo ritmo, el mercado de herramientas e innovaciones agrícolas continúa expandiéndose.
Las opciones para maquinaria de automatización son numerosas y conquistan a productores de todo el mundo. En la ciudad de Punta del Este, en el sureste de Uruguay, el productor Juan Manuel Lopéz, dueño del tambo Talar, ha invertido en estas innovaciones y ha visto la generación de ganancias.
Durante quince años, la propiedad ha mantenido una cadena de valor productiva. En el mismo establecimiento, el equipo produce el alimento para la alimentación de los animales, además de producir leche y productos lácteos de primera calidad, con una trazabilidad del 100%. Actualmente, alrededor de 300 animales de la raza Holando están siendo ordeñados en la propiedad.
El espíritu innovador también marca esta historia. La finca Talar fue la primera en Uruguay en instalar un sistema estabulado y corrales para ordeña. En 2020, el grupo implementó también el tambo robotizado, convirtiéndose en la mayor propiedad uruguaya en esta modalidad.
“El proceso de ordeñe es a libre voluntad, o sea, la vaca se ordeña cuando ella lo requiere. Una vez que se quiere ordeñar, un robot automáticamente realiza la limpieza de ubres y se ordeña. Después, sale la vaca automáticamente, para cuando desee volver a ordeñarse”, explica Juan.
Según el productor, la implementación del sistema generó numerosos resultados positivos. “Con los robots, las vacas son libres de estrés. Con respecto al volumen, estamos en 36 litros de promedio por vaca, nivelando la producción y apuntando a más litros”, dice.
Para Juan, el papel de la tecnología es contribuir no solo al crecimiento productivo, sino también al bienestar animal. La instalación cuenta con varias comodidades para las vacas, como camas acolchadas de goma, un sistema de ventilación para el control del clima durante el verano y cepillos para rascarse. “En los tiempos que estamos, la tecnología lo es todo, por lo cual, día a día, estamos buscando mejoras continuas y para eso requiere inversión”, afirma.
Genética en el foco. En 2006, la finca Talar comenzó a utilizar la genética ABS e integrar programas de mejoramiento genético. Además, también reciben el apoyo del sector de Servicios Técnicos de la empresa. Hoy, con la modernización de la producción, están incorporando la planificación genética con el GMS.
Según Juan, la marca de 36 litros en promedio también se debe a la calidad de la genética utilizada en la finca. “Buscamos animales que se adapten a nuestro sistema, con fuerte enfoque a lo que nuestra planta de productos lácteos Talar necesite. Utilizamos toros A2A2 y con altos componentes de sólidos, también sin descuidar las ubres y la salud para nuestro nuevo sistema automatizado de ordene”, concluye.
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